Publicado el 15º julio 2021

La lactancia no es una ciencia exacta, sino un proceso natural del cuerpo, único para cada mujer. Si alguna vez te has preguntado cómo se desarrolla, no te preocupes, estamos aquí para explicártelo. Desde los primeros días del embarazo, las hormonas empiezan a cambiar. La gonadotropina coriónica humana (hCG) es lo que genera el signo «más» en el test de embarazo. Durante el embarazo, los pechos empiezan a producir calostro, la primera leche. Después de dar a luz, el contacto de la piel de la madre con la piel del bebé indica al cuerpo que necesita producir leche y dar el pecho. Cuando el bebé succiona los pechos, se liberan dos hormonas: prolactina y oxitocina. Mientras que la primera ayuda a producir más leche, la segunda ayuda a que el pecho envíe leche a los pezones para alimentar al bebé.


Dar el pecho puede parecer simple, pero no siempre resulta sencillo. La lactancia cambia de mujer a mujer, pero hay dificultades similares a las que se enfrentan todas. Un estudio publicado en la revista Pediatrics reveló que el 92 % de las madres sufre al menos un problema con la lactancia tres días después de dar a luz. Al 52 % le preocupa la dificultad del bebé para alimentarse y agarrarse, el 44 % siente dolor al dar el pecho y al 40 % le preocupa la cantidad de leche. Muchas mujeres también sufren otras dificultades que se pueden evitar con unos sencillos consejos de lactancia. 


¿Te preocupa no tener suficiente leche materna?

A veces es posible que pienses que no tienes suficiente leche. Si te sientes reconocida, primero comprueba si el bebé está tomando suficiente leche y si está comiendo lo suficiente. Hay un par de maneras de saber si el bebé está tomando suficiente leche: si moja y ensucia los pañales con regularidad y si emite sonidos al tragar. Si el bebé no está tomando suficiente leche, puedes intentar incrementar el suministro de leche materna de diferentes maneras:

  • Asegúrate de que el bebé esté bien agarrado.  Esto permite que fluya más leche en vez de permanecer en el pecho. Así, el bebé obtendrá más leche. 

  • Si masajeas los pechos antes y durante el amamantamiento o la extracción de leche, también ayudarás a aumentar el flujo, puesto que ayuda a vaciar la leche de los pechos.

Si el bebé no se lo bebe todo, puedes seguir extrayendo leche después para drenar toda la leche. Según Beth Graham, consultora de lactancia del IBCLC del Reino Unido, «si al bebé le cuesta agarrarse, la extracción de leche le permitirá al bebé tomar leche materna mientras aprende mamar de manera efectiva.  Lo importante es ver los pechos y el bebé como 2 cosas distintas: se debe estimular el tejido mamario para que produzca leche a un ritmo mayor, de modo que cuando el bebé esté listo para amamantarse de forma adecuada haya suficiente leche exclusivamente para amamantarse». 

La mañana también es el momento del día en el que produces más leche materna. Dar el pecho o extraer leche a esa hora del día puede ayudarte a conseguir más leche.


Si el bebé confunde el pezón o no consigue agarrarse bien

La confusión de pezón se produce cuando el bebé tiene dificultades para agarrarse y volver al pecho después de haber sido alimentado con biberones. Esto puede ocurrir porque es más fácil y rápido obtener leche de un biberón que del pecho. Para evitarlo, la mayoría de los expertos recomienda introducir los biberones únicamente cuando el bebé sea capaz de agarrarse de forma adecuada y cuando sientas que el bebé y tú le habéis pillado el truco. 


Si se filtra leche de los pechos 

¡No te preocupes! Aunque las manchas producidas por las pérdidas de leche pueden incomodar a las mujeres, son bastante comunes. Hay dos razones por las que la leche puede filtrarse. En primer lugar, puede significar que hay demasiada leche en los pechos. En segundo lugar, puede ser el resultado del «reflejo de eyección», una reacción natural del cuerpo cuando ves o piensas en el bebé. Esto puede resultar útil si estás lejos del bebé y necesitas extraer leche. Basta con sostener una prenda o mirar una fotografía suya para estimular el flujo de la leche. 

Sin embargo, si se filtra leche de los pechos porque produces demasiada y te resulta incómodo, puedes intentar dar el pecho con más regularidad o extraer leche entre sesión y sesión. De nuevo subrayamos que si el bebé se agarra bien, debería reducirse el riesgo de pérdidas de leche. En caso contrario, varía la posición de amamantamiento hasta que encuentres la más adecuada. Las almohadillas para el pecho también son una solución para limitar la sensación de humedad y las manchas en la ropa, siempre y cuando las cambies con regularidad. 


Si se te infectan los pechos, si notas síntomas inusuales en los pechos o si te duele dar el pecho.

A pesar de que dar el pecho es natural, puede ocasionar algunos problemas. La congestión mamaria es uno de ellos: ocurre cuando hay un exceso de leche en los pechos. Beth Graham, consultora del IBCLC, recomienda dar el pecho o extraer leche con regularidad para evitarlo. El NHS también explica que la congestión mamaria es normal al principio, pero también cuando el bebé empieza a tomar comida más sólida. Durante la lactancia, los conductos (los pequeños tubos en los pechos que llevan la leche al pezón) pueden bloquearse y esto puede provocar una mastitis, una inflamación de la mama. Para evitar que esto ocurra, sigue amamantando, intenta encontrar una mejor posición para sujetar al bebé, extrae leche con la ayuda de la mano e intenta calentarte los pechos con un paño caliente para ayudar a mejorar el flujo de leche. Si no mejora, ponte en contacto con tu médico. Se trata de algo urgente, ya que si no se trata puede provocar un absceso mamario que puede requerir una operación. 


Si sufres irritaciones o grietas en los pezones

La irritación en los pezones puede surgir unos días después de empezar a dar el pecho porque es posible que el bebé se agarre únicamente al pezón en lugar de a la areola, la zona oscura que rodea el pezón. Si colocas y sujetas mejor al bebé, reducirás el riesgo de sufrir irritación o grietas en los pezones. La congestión mamaria o las infecciones como la mastitis o la candidiasis también pueden ser la causa de este problema.