Escrito por Coni Longden-Jefferson Publicado el 13º agosto 2020

A veces, durante el proceso de lactancia, puedes llegar a sentir que eres la única que está enfrentando momentos difíciles. En este artículo, hablamos de algunos de los momentos bajos que acompañan a los momentos increíblemente buenos, desde las primeras semanas hasta el final de la lactancia. También te daremos algunos consejos sobre cómo afrontar los momentos difíciles, porque con el apoyo adecuado, nunca estaréis solas, mamás.

Un rol completamente nuevo

Incluso si le preguntas a la madre más apasionada de la lactancia, por lo general te dirá que las primeras semanas son todo un reto. No solo tú y tu bebé estáis intentando establecer un vínculo y un ritmo, sino que tu cuerpo aún se está recuperando del parto, a la vez que adopta el nuevo papel de producir y distribuir "oro líquido".

El cuerpo puede tardar un tiempo en sentirse cómodo con la lactancia; entre los pechos hinchados, los pezones agrietados y el hecho de tener un bebé (o un sacaleches) enganchado a ti diez veces al día, es normal sentirse algo incómoda. El 79% de las mujeres afirma que experimentaron dolor durante las primeras semanas de lactancia, pero la culpa de esto la suele tener un mal agarre al pecho.

Tu comodidad en las primeras semanas depende de la posición del pezón en la boca del bebé, y esto depende de cómo el bebé toma el pecho o se agarra a ti. Esto tiene fácil solución, sabrás que tienes un buen enganche si la barbilla y la punta de la nariz de tu bebé están tocando el pecho. Presta atención a sus labios: deben estar abiertos y hacia afuera (como un pez) en lugar de hacia adentro. Una vez que hayas conseguido un buen enganche, ¡ya está! Tu bebé adoptará el patrón rítmico correcto de succión-deglución-respiración, y tu dolor se reducirá enormemente.

Pero no solo los factores físicos pueden contribuir al estrés en las etapas iniciales de la lactancia. Tus hormonas han hecho el viaje más salvaje de su vida durante el embarazo y el parto, y este delicado acto de equilibrio continúa durante la lactancia. La prolactina, la dopamina y la oxitocina están intrínsecamente ligadas a la lactancia materna y a nuestras emociones, por lo que es comprensible que nos sintamos agotadas mientras intentamos gestionar la alimentación. Además, alrededor del 30% de las mujeres también se preocupa de que durante la lactancia su bebé no reciba los nutrientes suficientes, lo que puede agravar las emociones de estrés y ansiedad.

La clave para mantener una actitud positiva ante la lactancia y la extracción de leche es hacer que la experiencia sea lo más agradable posible. Haz acopio de tentempiés sanos y energéticos, ponte cómoda en un sitio agradable (quizá incluso quieras invertir en un cojín de lactancia) e intenta verlo como una oportunidad para dedicarte tiempo a ti misma. La vida de una nueva mamá es ajetreada y exigente, así que aprovecha la oportunidad para disfrutar de tu serie favorita o ponerte al día con tus amigos, sabiendo que al mismo tiempo estás haciendo algo que beneficiará a tu pequeño.​


Cuando la lactancia termina antes de lo esperado

Esta combinación de tensión física y emocional en las primeras semanas es la razón por la que muchas mujeres deciden dejar de dar el pecho y extraerse la leche, algo que entendemos. Casi tres cuartas partes de las mujeres comienzan a dar el pecho cuando nace su hijo, pero esa cifra se reduce al 44% en un plazo de 6 a 8 semanas.

Una investigación de la Universidad de Swansea descubrió que las madres que dejaron de amamantar una vez que se sintieron preparadas no sintieron ningún impacto en su salud mental, ¡y que una experiencia lactante positiva ayuda a impulsar el bienestar emocional! Sin embargo, al hablar con madres que tuvieron que parar por razones ajenas a su voluntad, como la falta de apoyo o el dolor continuo, se descubrió que su riesgo de depresión posparto fue mucho mayor. Si bien esta investigación resulta algo escueta, los resultados no son tan sorprendentes.

La profesora que dirigió la investigación, la Dra. Amy Brown, cree que la falta de apoyo es una de las principales razones por las que las mujeres dejan de dar el pecho cuando las cosas empiezan a complicarse. Y con una encuesta que indica que el 60% de las madres dejan de dar el pecho porque tienen dificultades para encontrar el asesoramiento y la orientación que necesitan, probablemente tenga razón.

"Puede que dar el pecho sea algo natural, pero eso no significa que siempre sea fácil. Tú y tu bebé estáis aprendiendo juntos una nueva habilidad, algo que puede llevar un tiempo. Pero es importante saber que si te resulta difícil, hay personas que te pueden ayudar", explica. "La lactancia no debe doler, si sientes algún tipo de dolor, busca ayuda. Puedes preguntarle a un profesional sanitario, ponerte en contacto con alguna de las principales organizaciones de lactancia materna o buscar un especialista en lactancia en tu ciudad. Algunos pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia".

Experimentar un bajo estado de ánimo durante la lactancia

Es normal que sientas toda una serie de emociones, incluyendo pena y enfado si tienes que parar antes de estar preparada, es comprensible. Pero, ¿y si lo que afecta a tu estado de ánimo no es el hecho de dejar de dar el pecho, ni el de empezar a hacerlo, ni siquiera el propio acto de amamantar, sino los cambios hormonales que se producen cuando sube la leche? El reflejo disfórico de eyección de la leche (D-MER por sus siglas en inglés) es una enfermedad poco frecuente que puede hacer que las madres experimenten una breve oleada de emociones negativas justo antes de la salida de la leche. Todavía hay pocos estudios sobre el D-MER y necesitamos más investigación antes de poder entender realmente por qué afecta a un pequeño número de mujeres, pero se cree que está relacionado con el delicado equilibrio de las hormonas que intervienen en la lactancia.

Cuando llega el momento de dar el pecho o extraerse leche, tus niveles de oxitocina aumentan para desencadenar la liberación de la misma y la prolactina aumenta para producir más cantidad. La dopamina, también conocida como la "hormona de la felicidad", cae para permitir que la prolactina haga su trabajo de manera eficiente. La mayoría de las mujeres nunca notarán esta bajada pero, sin embargo, para las pocas que experimentan el D-MER, la dopamina no baja de manera adecuada y esto causa un desequilibrio hormonal. Este desequilibrio es el responsable de la breve oleada de emociones negativas, pero se pasa después de unos minutos de extracción o de estar dando el pecho.

La Dra. Saya Nagori, fundadora de FemHealthProject.com, experimentó el D-MER con su hijo. Aunque no era una enfermedad con la que estuviera familiarizada, supo enseguida que su estado de ánimo cambiaba cada vez que iba a extraerse leche. "Al dar el pecho, sentía una sensación de tristeza muy profunda durante 5 u 8 segundos. Era un cambio muy fuerte respecto a mi personalidad por lo general alegre. Pero en torno a los diez minutos de estar dando el pecho, los sentimientos desaparecían. Sabía que estaba relacionado con las hormonas". Aunque el D-MER es muy poco frecuente, si crees que estás experimentando alguno de estos síntomas, no dudes en ponerte en contacto con tu médico: él podrá ayudarte a encontrar el apoyo adecuado que necesitas.


Encontrar ayuda

Para obtener apoyo y asesoramiento profesional sobre todo tipo de temas, desde el enganche hasta las posiciones de alimentación, existen grupos de apoyo a madres a los que puedes acudir, entre otros: